viernes, 23 de abril de 2021

Ahora estamos en Primaria

Este año la asistencia al colegio se ha mantenido "virtual", por obvias razones, el estado de emergencia se ha mantenido vigente hasta casi finales de año y eso conlleva a que muchas actividades sigan con restricciones o con poco aforo, y las actividades que mas afectan son las de educación, en todo sentido de la palabra, no solamente a los colegios, sino también a los institutos y universidades. Tener un grupo de alumnos de más de 15 encerrados en un salón como que no es aún una buena idea, peor aún si tenemos en cuenta que la cantidad de contagios no baja y se nos viene una tercera ola, con varias mutaciones virales y muy pocas vacunas en nuestro poder.

Las estadísticas no son positivas, pero es lo que nos ha tocado vivir, está de más buscar culpables a esta altura del partido, tenemos más de un año en una situación que no creo que cambie mucho en los siguientes 2 años, mínimo, incluso podrían ser más, pero como vuelvo a decir, ya es muy tarde.

Ventaja o desventaja, seguimos teniendo a la #bubu en casa, seguimos disfrutando de un excelente tiempo en familia, aunque ya saben que yo soy el que sale a trabajar, mi familia se queda en casa. Este año estamos entrando a 2do grado de primaria, ya estamos en la tercera semana y vemos que el ritmo se ha incrementado. Aunque tenemos la experiencia del año pasado, que fue en su totalidad virtual, este año tiene ahora mayor cantidad de horas online, si antes se tenían 2 sesiones de 30 minutos, ahora tenemos 2 sesiones de 1 hora al día; si antes podíamos reportar las tareas durante la semana, ahora se tienen que hacer diariamente; si antes usábamos una o dos aplicaciones para el tema virtual, ahora tenemos que usar cuatro y a veces hasta cinco. La tecnología es mi rubro y me encanta, pero a veces abruma, y se siente más fuerte si no estas en casa para ayudar. Ahora también doy soporte remoto a la casa.

Si bien es cierto que es mucho mejor que los niños puedan participar de las clases en vivo, compartir un espacio diferente al de estar encerrados en la casa, poder jugar con los amiguitos y hacerle la vida imposible a la profesora, la situación actual no lo permite. Mara entiende muy bien todo lo que esta sucediendo, incluso creo que lo comprende mejor que muchos, y a pesar de que sabemos que quiere salir a jugar, ver a sus amigas, ir al cine o a los juegos, entiende que no es posible y no nos reclama por ello. Aunque han habido momentos en que si se ha puesto melancólica, triste y algo desesperada, como nos ha pasado a todos, ella lo demuestra y se quiebra fácilmente, nosotros los adultos sabemos manejarlo y ocultarlo mucho mejor, no seremos de piedra, pero es más sencillo para nosotros esconder esa rabia que hace tantos meses tenemos acumulada en el sistema.

Nosotros hemos tratado de brindarle todas las herramientas necesarias para que pueda llevar sus clases con normalidad, hemos implementado una zona de transmisión y un área de trabajo para que pueda recibir sus clases y luego hacer sus actividades, tiene su pizarra acrílica y un corcho gigante para que pueda colgar sus anotaciones pendientes, tiene su horario y aparte de sus clases también tiene otras actividades adicionales, talleres que la entretienen y la distraen, le permiten interactuar con otros niños, conocidos y nuevos. Es una situación bien jodida por la que estamos pasando todos, pero es lo que tenemos por ahora.

Segundo grado se ha convertido en un reto familiar, un reto que estamos tomando de frente y que nos está sacando chispas, pero imagino que se normalizará de a pocos conforme pasan las semanas. 



domingo, 28 de febrero de 2021

Roles dentro de la familia

Estamos entrando a una nueva forma de vida, en donde si ambos padres trabajaban, ahora lo hacen desde casa, o peor aún, solo uno de ellos.

Antes existió un momento en nuestras vidas en donde ambos trabajábamos y nos rompíamos la espalda tratando de salir adelante en una tierra llena de competencias donde sea que volteemos a mirar, y todo eso es porque siempre queremos darle lo mejor de lo mejor a nuestra hija, aunque solo tengamos una hija en la familia, no significa que el esfuerzo sea menos para aquellas familias que son más numerosas, para nada, aunque sabemos que económicamente existe una gran diferencia entre tener que velar por el bienestar de un hijo que tener que hacerlo por tres o cuatro.

Ahora que hemos estado medio encerrados en esta cuarentena, y digo “medio encerrados” porque yo si he tenido que salir a trabajar, en mi caso el “home office” ha sido bastante “relativo”, hemos implementado varios protocolos de seguridad para cuando yo regreso a la casa, y hasta ahora he tenido la “suerte” de no estar dentro de las cifras estadísticas de contagio.

Desde que nuestra hija llego a nuestras vidas, mi esposa se ha hecho cargo de la casa, ella ha sido quien ha tenido que lidiar con los temas internos, y el tiempo en casa se pasa volando cuando tienes una hija que exige tu total atención, aunque ahora ya tiene siete años y tiene cierta independencia, pero igual no hay que dejarla sin supervisión, más aún con el acceso a la tecnología y al internet.

Nuestro actual problema es que de los dos, yo soy el que está más tiempo fuera de casa, y por ende, soy el que menos puede ayudar en las cosas que hay que hacer, y si a eso le agregas que las clases del colegio han sido virtuales en su totalidad, peor todavía, hay que estar sentados mirando las transmisiones y viendo las tareas que van dejando.

En este último año 2020 Mara Sofía ha aprendido muchas cosas, en el día a día, cosas que te sorprenden porque no la creías capaz de hacer ese tipo de cosas, y no solo por el colegio sino por los talleres que ha mantenido durante el año y que sigue manteniendo. Cada día que pasa la veo más despierta, más inteligente, más centrada y todo eso es bueno, pero me estoy perdiendo de todas esas cosas de primera mano, no estar presente como que me molesta un poco, y es verdad que el trabajo también es importante y soy consciente de la responsabilidad que conlleva el tener una hija en casa, no puedo simplemente dejar de trabajar y ya, no es tan fácil y peor ahora con esta situación tan complicada en la que estamos viviendo. Al menos, durante la cuarentena he podido disfrutar un poco más de mi familia, no habrá sido la mejor de las formas pero como dicen algunos “a nada”.

Ahora ya estamos a puertas de este nuevo año escolar 2021, Mara empieza segundo grado de primaria y seguirá recibiendo las clases online, seguirá con los talleres virtuales y seguiremos manteniendo los protocolos activos y vigentes, porque no podemos bajar la guardia, al menos aún no.

Quiero resaltar que de todas las cosas que se deben hacer en casa y en familia, la responsabilidad siempre recae en mi esposa por ser la que “más tiempo está en casa”, yo por mi parte seguiré trabajando mientras se pueda, para mantener  en equilibrio nuestra economía, son funciones importantes que debemos realizar, así que aunque no nos guste o terminemos molidos, debemos hacerlo y como tenemos una meta clara, que tiene nombre y apellido, y nos gusta lo que hacemos, pues ahí iremos avanzando contra todo lo que se nos presente.

domingo, 31 de enero de 2021

Cumpleaños en Casa

Un año más ya paso, van siete hasta ahora (Setiembre es su mes) y este año se vienen los ocho, es increíble como pasa el tiempo, siempre dicen que el tiempo vuela y de cómo nos dejamos llevar por él, en un abrir y cerrar de ojos ya tenemos a una hija con siete años y unos meses más.

Nosotros desde el momento que empezamos como pareja hemos ido celebrando cada aniversario, ya sea mensual, anual, civil o religioso, sin importar el calendario, siempre hemos hecho algo, por más simbólico que sea, y era obvio que con la Bubu nuestras celebraciones iban a ir en aumento, porque toda fecha importante debe ser celebrada como se debe, por más pequeño que sea, es el significado lo que vale ORO.

Nosotros no hemos sido de hacer grandes fiestas (a excepción del matrimonio), donde tienes que alquilar locales, juego de luces, mesas, sillas, menaje, parrilla y todo lo demás, para nada, nosotros somos mucho más prácticos (la verdad es que Mary lo es), contratamos un local donde no tengamos que preocuparnos por nada, ni limpiar o lavar platos, todo lo pone el lugar elegido y nosotros solo llegamos con nuestras cosas, en resumen, dulces, sorpresas y el decorado, super sencillo, aunque ya con siete cumpleaños hemos pasado de todo, así que experiencias tenemos. Si bien es cierto, este tipo de contratos no son tan económicos que digamos, porque además del local alquilado te piden que "gastes" en cierta cantidad de alimento, ya sean cajistas "X" o piqueos "Y", siempre algo adicional te piden, y si quieres poner algún entretenimiento adicional, eso también va sumando.

En lo único en lo que siempre nos hemos preocupamos es en la decoración y de los dulces, eso si es importante, incluso nos tomamos unas tres o cuatro semanas en prepararlo todo, ir a comprar al mercado central para luego armarlo en la casa, pintando y pegando, pero el año pasado, el 2020, ha tenido que ser diferente, sin alquilar nada, solo en casa, solo nosotros, con una cámara de video, un celular y un televisor, ya que por obvias razones que todos conocemos, todo ha sido "online". 

Tengo que reconocer que este año mi esposa se ha llevado el Oscar a la organizadora del año, porque ella se ha encargado de hacerlo todo, no hemos tenido la oportunidad de ir a comprar cosas, todo ha sido con lo que se tenía a la mano, agarrando los decorados pasados, preparando dulces caseros (que salieron buenazos), reciclando de todo y aprendiendo desde YouTube.

Yo sé que no es lo mismo, un cumpleaños debe ser festivo, alegre, con niños corriendo por todos lados, jugando, ensuciándose, rompiendo cosas, disfrutando, pero este último cumpleaños ha tenido que ser sin contacto, sin invitados, sin regalos, sin sorpresas, y sé que es complicado, sobre todo para los niños, que están tan acostumbrados a ir a cumpleaños todos los fines de semana (hay meses en los que hemos tenido hasta 3 cumpleaños el mismo día), a comer dulces, torta y disfrutar de un show de magia, de títeres o de Frozen. Sé que para Mara ha sido súper difícil pasar un cumpleaños "sola", viendo a sus primos y a algunos de sus amiguitos en pantalla, pero lo bueno es que ella entiende que la situación en la que estamos viviendo es compleja y delicada, entiende que hay cosas que no se pueden hacer como antes y por eso estoy más que orgulloso de ella, que a pesar de ser una niña de tan solo siete años, ha demostrado una madurez increíble.

Yo espero que para este nuevo año podamos nuevamente preparar una fiesta de cumpleaños completa, con amigos y con la familia completa, y si en caso no se pueda, tendremos que vernos nuevamente por televisión, no queda de otra.



lunes, 18 de enero de 2021

A veces me toca hacer de Princeso

Hola, por si no lo sabías, tengo una hija y la verdad es que siempre quise tener una.

Cuando estábamos en la dulce espera, desde el principio queríamos conocer el sexo del bebé, yo quería que fuera niña, incluso desde mucho antes de estar embarazados, y la verdad es que no sé porque, pero imagino que parte de esa idea debe ser porque todos los primos somos hombres a excepción de una prima que ha vivido en el extranjero toda su vida. Mi abuela tuvo nietos por montón, pero solo una nieta, creo que una parte de mí quería que tuviera una biznieta.

Dirán que tener una hija es lo más complicado del mundo, primero que nada, porque en algún momento en el futuro cercano sucederán cambios que no se pueden evitar y que harán que me mantenga a un lado, la edad a todos nos afecta. 

Hay que considerar también que ciertos juegos estarán bastante más inclinados hacia el lado femenino del espectro, aunque suene muy sexista, como, por ejemplo, jugar a tomar el té o jugar con muñecas, en pocas palabras, tener que hacer de princesa y ponerme una tiara en la cabeza, y tendré que salir con ella a la calle, y me refiero a la tiara. Ya me ha tocado pasar por una estación de servicio a echarle combustible al auto y que la persona que despacha se sonría al verme manejando con algo inusual en mi cabeza, algo que no ha sido diseñado para la cabeza de un hombre.

Mi hija esta con la onda de las princesas, las LOL y las barbies, lo que más le gusta es Frozen, y ahora que existen dos películas peor todavía, la habitación es Frozen, tiene el disfraz y un montón de polos, si ella pudiera se los podría a diario y reclama con fuerza cuando no están disponibles. Frozen ha sido lo que más la ha marcado durante su niñez, a pesar de tener 7 años sigue fiel a Elsa, aunque tiene otros gustos adicionales.

Otra cosa que le fascina es su kit de doctora, mismo doctora juguete, ella hace su chequeo médico utilizando todos los utensilios disponibles, muchas veces me ha tocado a mi hacer de paciente, herido, golpeado, atropellado o lo que fuera y siempre es muy divertido. Otra cosa que disfruto mucho es cuando me toca hacer de cliente de peluquería, porque incluye corte, cepillado, uñas y maquillaje, me ha tocado terminar con ganchos de cabello, colitas y hasta con maquillaje, con sombras y todo, con maquillaje para niños o con los de mi esposa tiene guardados, ya como que mucho sacrificio ¿no?

Lo mejor de todo es que puedo compartir muchas cosas con mi hija y disfrutar de muy buenos momentos, aunque hay que aceptar que a veces cansa, pero ella tiene energía por millones, no para desde que abre los ojos hasta que los cierra por la noche y la hora de dormir es la más complicada. Le gusta mucho estar en familia, preguntar de todo y ayudar en todo lo que se pueda.

De repente me van a criticar por esto, pero creo tener un hijo hombre, imagino yo, es mucho más sencillo, o de repente podría estar equivocado, al menos en lo que a juegos y juguetes se refiere, pero sabemos que cada niño o niña tiene sus cosas. De lo que si creo estar seguro es que una hija es más pegada a su papá, sé que no podría afirmarlo al 100% porque solamente tengo una hija, habrá expertos que podrán darme catedra al respecto y yo tendré que aceptar las opiniones, porque las experiencias siempre serán diferentes.

Yo sabía que iba a tener que aprender varias cosas, sobre todo por ser papá es parte de la vida de todo aquel que quiere llegar a ser padre, es uno de mis logros, y si parte de la experiencia de ser papá es usar una tiara, dejar que te maquillen y tener que usar tacos por más doloroso que sea, entonces habrá momentos en que yo también tendré que vestirme y ser todo un princeso, aunque me cueste.

Y tu papá, ¿a que jugarías con tu hija?


sábado, 9 de enero de 2021

La Nueva Normalidad

Ya han pasado más de 10 meses desde que empezamos con esta situación de emergencia sanitaria, todo asociado a este nuevo virus pandémico llamado COVID, el cual aún no tiene cura y sigue maltratando brutalmente a todo el mundo, en donde hemos tenido que aprender a vivir en encierro por varios meses, saliendo lo mínimo necesario, solo para poder abastecernos de los recursos necesarios, todo para poder sobrevivir en cuarentena.

Meses después pasamos a un estado de reactivación parcial, donde poco a poco diversas empresas han logrado ir entrando en labores, como ha sido mi caso, yo he vuelto al trabajo desde Julio del 2020, sin embargo, aún se mantienen muchas de las nuevas reglas de convivencia que ahora forman parte de esta "nueva normalidad".

Esta situación nos ha afectado a todos, algunos más que a otros, incluso al inicio del brote el año pasado, yo pensé que esto nunca iba a llegar a nuestro país, craso error, si se hubieran tomado las medidas desde el inicio talvez podríamos estar mucho mejor, pero como en este mundo somos reactivos, recién cuando se detectaron los primeros casos fue cuando todos entraron en modo prevención y contención, algo que veo que no funcionó tan bien, ahora 10 meses después seguimos funcionando a medias.

La nueva normalidad en la que vivimos ahora incluye no poder acercarte a nadie, ni siquiera a tu familia, saludar de lejos, bañarte en alcohol, usar mascarillas, protectores y mantener un encierro parcial. La educación es totalmente a distancia, no creo que las aulas vuelvan a llenarse hasta el próximo año, además ahora todo es virtual, incluso el trabajo es a distancia, aunque yo sigo viajando a la oficina casi a diario, pero por suerte utilizando una bicicleta para mantener mi espacio.

Esta nueva normalidad ha afectado nuestros bolsillos, a mí me llegaron a recortar el sueldo por un tiempo, pero redujeron las horas de trabajo para equilibrar la balanza. Sin embargo, hay otros miles que no han tenido tanta suerte y han perdido sus trabajos y han dejado sus estudios. Yo dictaba clases en la universidad, pero ahora lamentablemente ya no, se han reducido la cantidad de salones porque los grupos de estudiantes han aumentado a 50 alumnos en promedio, obviamente, hay casos en que algunas familias han tenido que cambiar sus prioridades, los estudios han pasado a segundo o tercer plano.

En nuestro caso, la Bubu ha tenido que acostumbrarse a recibir sus clases a través de una pantalla, con una cámara y un micrófono, a tenido que adaptarse y ver a sus amiguitos en una pantalla, hablar por video conferencia, manejar zoom y otras cuantas herramientas nuevas. Sus clases se redujeron a turnos cortos de 30 minutos, a tener 3 o 4 clases en un día, se intensificaron las tareas, así que parte de la responsabilidad de las clases recayó en nosotros. Todos los días teníamos que colgar los trabajos en el portal del colegio, fotos o videos, era trabajo extra que se tenía que hacer, parte de estar en el colegio.

Nuestra hija extraña ir al colegio, ver a sus amiguitos en persona y jugar con ellos, es algo que no podemos evitar, siempre que puede nos lo recuerda. Tampoco podemos ir a los juegos, salir a comer a la calle, ir a ver a sus abuelos como antes, aunque ahora podemos salir un poco más tratamos de evitar los lugares con demasiada gente, la Navidad ha sido la prueba más grande que hemos tenido.

Creo que no hay una mejor forma de resumir nuestra actual situación, hemos perdido demasiadas cosas y aún nos falta mucho camino por recorrer.

miércoles, 15 de abril de 2020

El miedo existe

Tengo miedo y no dudo al decirlo, estamos viviendo momentos complicados, no importa desde donde lo vea, ningún ángulo mejora la imagen, los números cambian todos los días, y siempre van subiendo, no cambian la ruta, van mostrando lo peor y es realmente espeluznante.

Soy un papá más que se encuentra encerrado, cumpliendo con los decretos y las normas que van saliendo día tras día, uno de los millones de padres que no la tienen clara, de esos que no sabemos si habrá un mejor mañana, si seguiremos con trabajo, si seguiremos sanos. Yo no sé cuánto tiempo más tendrá que pasar para poder abrazar a mi mamá de nuevo, a la que tanto extraño, si podré hablar con mis abuelos en persona nuevamente, si podré sacarme nuevas fotos con ellos, ya que ambos son bastante mayores, son parte de la población en riesgo.

Los niños son los que peor la tienen, porque están acostumbrados a salir a cada rato, a disfrutar de los amigos, a pisar el parque, a jugar pelota. Mi hija extraña el colegio, extraña a sus amigos, extraña a su familia, extraña poder salir, continuar con sus actividades diarias y sus talleres. Inocentemente pregunta cada cierto rato si puede salir unos minutos al parque interno del condominio, solo nos queda explicarle nuevamente que no se puede, ella entiende, pero a los días se olvida, soy el peor carcelero del mundo.

Ya son cinco semanas que llevamos dentro, es verdad que salimos, pero una vez a la semana, manteniendo el distanciamiento social y cumpliendo con todos los protocolos de aseo. Yo salgo semanalmente a comprar víveres, enmascarado como un superhéroe de Marvel o como un bandolero del viejo oeste, caminando, porque no podemos usar el automóvil, arrastrando la carretita, esa cosa con ruedas que se ha vuelto mi pareja de caminatas, que me ayuda a cargar de vuelta los insumos necesarios para sobrevivir los próximos siete días.

No tengo que ir muy lejos, pero las veces que he tenido que salir me he demorado demasiado, las colas para poder hacer algún tramite bancario son de nunca acabar, entrar a una tienda es peor, puedo estar dos horas esperando, parecemos una fila de zombis, uno detrás del otro, nadie habla, nadie conversa, avanzando a paso lento e inseguro, con el miedo a flor de piel, preguntándome si quien está delante mío estará igual de sano que yo, si se cuida igual que yo, si tiene una familia que lo está esperando en casa, como a mí. Vivo en una constante preocupación, pensando en si la cajera que me cobra en la tienda no estará incubando el virus, si el chico que me ayuda a empacar las compras estará igual de asustado que yo, preocupado por el resto de los clientes de la cola, esperando que se acabe el turno para salir de esa tortura infinita.

Los tiempos están cambiando, ahora las reuniones de amigos son por Zoom, si antes no tenía tiempo para reunirnos, ahora nos hemos visto más veces que en los últimos 25 años. Ver a mi abuela a través de una video llamada es un logro de otro nivel, conversar con mi familia ahora es más común y es más sencillo, no necesito ir a visitarlos, estamos a un clic de distancia, nos vemos más seguido, conversamos más seguido. Por lo visto no todo es malo al final de cuentas.

La tecnología nos está uniendo mucho más, antes nos mantenía separados, mi hija ahora recibe sus clases por video conferencia, sus materiales llegan por correo electrónico y le mandamos fotos y videos a las profesoras, justificando los avances. Yo ahora trabajo desde casa, resuelvo problemas desde mi escritorio, no tengo que estar dentro de una oficina 8 o 9 horas diarias, disfruto más este encierro porque tengo a mi familia conmigo, no a todos lamentablemente, pero estoy disfrutando cada minuto que pasamos juntos. Ahora hago de profesor y de apoyo en las tareas del colegio, tengo tiempo libre para ver televisión juntos, esos minutos que gastaba viajando de ida y vuelta a la oficina los aprovecho en casa. Somos fanáticos de Netflix, saltamos soga, jugamos vóley-globo en la sala comedor, he desenterrado el monopolio y estoy a punto de comprar algún otro juego de mesa en mi siguiente salida.

No todo es malo, siempre donde hay problemas se presentan las mejores oportunidades, sin embargo, el miedo no se va, y eso es lo más difícil, hoy tener miedo es normal.


martes, 18 de febrero de 2020

¿Que colegio elegimos?

Hace varios años, allá por el 2015, cuando Mara tenia recién 2 años, empezamos a evaluar algunos de los colegios ubicados por nuestra zona, con la finalidad de elegir la mejor opción para que pueda ir a estudiar. Iniciamos nuestra revisión por el mes de Abril, sin pensar que el colegio elegido estaría, literalmente, al frente de nuestro departamento, pero lo gracioso es que para cuando empezamos nuestra cruzada, aún no habían puesto ni la primera piedra.

Al inicio anduvimos revisando diferentes páginas web, buscamos comentarios y recomendaciones de amigos con hijos pequeños, que ya habían hecho la mega chamba de búsqueda y selección, que ya habían pasado por todo ese largo y tedioso proceso de ingreso, para que nos den todos sus tips. Quisimos enterarnos de los procesos, la documentación que tendríamos que presentar, como eran las evaluaciones y los exámenes que debíamos rendir, para así saber a qué nos estaríamos enfrentando, además de evaluar las cuotas de inscripción, matrícula, reservas y otros gastos, siempre el maldito dinero nos mueve la balanza del poder y la decisión.

Luego de un primer barrido armamos una lista de nuestro top 5 con los colegios candidatos, incluyendo el colegio al que yo había asistido, que casualmente era uno de los que estaba cerca. Lo segundo fue tratar de ir a visitarlos, para conocer los locales por dentro, cuál sería la forma de llegar, rutas de acceso, y averiguar de primera mano los procesos de postulación y de las gigantescas cifras de matrícula. Fue una no tan encantadora sorpresa la que nos llevamos al ver tantos ceros juntos, terminamos casi desmayados y medio en coma.

Luego de hacer el primer descarte por cuota de ingreso y mensualidad, nos quedamos con solo dos opciones, pero que aún no estaban viendo el proceso de ingreso, que era muy pronto y que teníamos que volver luego, así que lo dejamos paralizado por unos meses y lo volvimos a retomar en Marzo del 2016, en ese momento Mara ya estaba en su segundo año en el nido.

Mientras esperábamos que los meses fueran avanzando, fue en el mes de Junio que nos enteramos que iban a construir una nueva sede del colegio Innova Schools cerca del condominio. Ya habíamos escuchado de ese colegio y de su metodología, incluso varias personas nos habían comentado que sería una muy buena opción, sin embargo, no lo habíamos considerado en nuestra lista de opciones porque sus otras sedes estaban muy lejos de donde estamos viviendo, las de Chorrillos eran las más cercanas en ese momento. La cosa es que cuando nos enteramos de la construcción del nuevo local empezamos a averiguar donde era que iba a estar exactamente, y llamamos por teléfono para enterarnos que era lo que teníamos que hacer.

El colegio lo levantaron en seis meses, durante el proceso de construcción fuimos resolviendo los temas de los documentos, visitamos uno de sus locales en Chorrillos, llevamos todos los papeles, fotos y abonamos todo lo que nos pidieron pagar. Realmente el proceso fue bastante rápido y sencillo, nos habrá tomado entre 15 y 20 días lograr conseguir todo y presentarlo. La respuesta del colegio fue también bastante rápida, como Mara era nueva, sin experiencias previas en otros colegios, y ya tenía tres años en ese momento, así que entró de forma directa al grupo Inicial, que se separa en tres años, empezando en Beginners, luego Pre-Kinder y al final Kinder, culminando el bloque a los 6 años.

Ahora que Mara ya tiene la edad necesaria para entrar a primaria, ya estamos listos para que empiece primer grado en Marzo. Sabemos que existen algunas diferencias de cuando estuvo en Inicial, ahora su horario es más largo, nosotros no podemos entrar a dejarla adentro del colegio, solamente en la puerta, ahora va a llevar sus materiales en una mochila y va a tener dos recreos al día, por ende, doble lonchera, y lo que más le gusta a ella es que el patio de juegos ha cambiado, ahora estará con los niños grandes.

En resumen, si todo va de acuerdo a lo planificado, va a estar en el colegio por los siguientes 14 años y solo tiene que cruzar la calle, y ni siquiera tiene que salir del condominio, ya que las puertas posteriores del colegio dan a las rejas de mi cochera, desde nuestro balcón podemos ver el patio del colegio y los salones, así que más cerca que eso imposible. La construcción de ese colegio nos cayó como anillo al dedo.